Cine: Che, el argentino

Esta primera entrega comienza en casa de María Antonia, en México, 1955, donde se conocen el Che y Fidel, y termina después de la conquista de Santa Clara, cuando el Che se dirige a La Habana, enero de 1959. El director intercala a esta narración pasajes basados en la intervención del Che en las Naciones Unidas, 1965, en blanco y negro.

Es una recreación artística de una parte de la vida de uno de los revolucionarios más importantes de la Historia Universal. El Che nos es cercano a todos cronológicamente y por eso la caracterización del personaje, para mayor credibilidad artística, tenía que ser buena. No sólo eso, es muy buena. Realmente, Benicio del Toro está magníficamente caracterizado como el Che.

El ritmo de la película es calmoso, con lo que se evita toda impresión de que el Che fuera un hombre agitado por una pasión desenfrenada, esquizofrénica. Al revés, en la película se transmite que es un hombre que toma las decisiones transcendentales con calma. Su pasión revolucionaria es producto de la convicción no de la convulsión.

La cinta presupone un conocimiento previo del Che y de la Revolución cubana, por muy somero que este sea. Estimo que este conocimiento previo que el director y el guionista dieron por obvio les facilitó la narración.

El Che es presentado como una persona de carne y hueso y no como un mito. Calmoso y de una conciencia política ya elaborada, comunista. Hay pasajes del film muy sugerentes como aquel en que un miembro de la guerrilla se refiere a los militantes del Partido Socialista Popular, el partido oficial de los comunistas cubanos, como stalinistas en una conversación con Fidel en presencia del Che y Celia, el ángel custodio de Fidel. El Che muestra su asombro, "¿stalinistas?"

El conocedor básico de la biografía del Che disfruta el nacimiento del amor entre el Che y Aleida, que el director nos muestra por la intensa mirada de enamorada de Aleida y el parsimonioso, por profundo, comportamiento del Che.

En la narración se van intercalando, como anoté, pasajes basados en la intervención del Che en la ONU. Además de retazos de su intervención, se muestra a un Che con un comportamiento absolutamente alejado de los cánones de los políticos profesionales. Me gusta especialmente una secuencia donde el Che está con la cocinera de la delegación cubana, una más y no una sirvienta. También se dan partes de una entrevista donde el Che dice aquello tan conocido de "déjeme decirle, a riesgo de parecer ridículo, que el revolucionario verdadero está guiado por grandes sentimientos de amor. Es imposible pensar en un revolucionario auténtico sin esta cualidad". En rigor, este pasaje fue escrito por el Che en el artículo "El socialismo y el hombre nuevo en Cuba", para el seminario uruguayo Marcha. Ahora bien, como no tengo el texto de la entrevista es posible que esta idea esté también allí reproducida.

Hay una película sobre el Che muy anterior a la que estamos comentando. Dirigida por Richard Fleischer, el Che está interpretado por Omar Sharif y Jakc Palance hace de Fidel Castro. Creo recordar que el propio Omar Sharif ha renegado de esta película. Esta cinta de la Twentieht Century Fox de 1969 es, simplemente, un producto ideológico para combatir al Che y a la Revolución cubana. La que hoy comentamos es otra canción, una recreación artística con muchas claves sugerentes, claves que nos hacen sentir curiosidad cinéfila por la próxima entrega, Guerrilla, donde podremos apreciar adecuadamente el nivel de aproximación a la vida política del Che Guevara.


Madrid, 6, septiembre, 2008

Antonio Liz en Kaos en la Red

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